nouvelles sur la colombie  
     
 

8 février 2004
EL COLOMBIANO
EL NARCOTRÁFICO YA NO ES UN PELIGRO INSTITUCIONAL

 
 

Par María Cristina Rivera Ochoa

Si hace unos años los narcotraficantes temían ahogarse en una ola verde que no era otra cosa que la presencia del entonces director de la Policía Nacional, general Rosso José Serrano y sus agentes, ahora, cada vez que se da un golpe a la nueva generación del narcotráfico, aparece un nuevo protagonista oficial, el coronel Óscar Naranjo Trujillo.

Por los resultados de la institución que dirige, el Departamento de Investigaciones Judiciales de la Policía Nacional (Dijín), Naranjo es la nueva pesadilla de las redes nacionales e internacionales del narcotráfico. El oficial llegó a este cargo el 5 de diciembre de 2003.

Los narcos saben que el oficial tiene ojos en todas partes y que no hay ningún embarque ni movimiento completamente seguro y que en cualquier lugar se puede caer. "Duermo cuando puedo", responde el coronel Naranjo a la pregunta, ¿usted a qué horas descansa?

Proveniente de la comandancia de la Policía Metropolitana de Cali, donde dio importantes golpes a oficinas de cobro de narcotraficantes y a los distribuidores de droga en la ciudad, enfrenta ahora a los carteles del Norte del Valle y a las grandes organizaciones del narcotráfico con conexiones mundiales. En un diálogo con EL COLOMBIANO Naranjo reveló cómo se mueve en la actualidad el negocio del narcotráfico y advirtió, sin prepotencia, que "ya no tiene capacidad de poner en peligro el orden institucional del país".

¿Qué está pasando en la guerra contra el narcotráfico y en especial contra el cartel del Norte del Valle?
"El origen de esa llamada guerra en el Norte del Valle tiene que ver con la aproximación de un sector de ese cartel a las autoridades norteamericanas, acercamiento que fue rechazado por el grupo que lidera Diego Montoya. Además, el año pasado fue récord en extradición de colombianos y cada proceso significa opciones de colaboración con la justicia, lo que se traduce en información y en delación. Esto genera una inestabilidad general de esas estructuras que por muchos años estuvieron blindadas contra la traición. Por último, las organizaciones armadas al servicio del cartel del Norte del Valle, a medida que se empoderaron por la ausencia física de jefes, actúan con autonomía propia y participan en la confrontación. La ofensiva contra este cartel que en muchos años ha evadido la justicia, agrava la situación. Hoy tenemos órdenes de capturas, voluntad para perseguirlos y una actividad intensa de Fiscalía y Policía".

¿Cuántas órdenes de captura hay contra sus miembros?
"Número preciso no sé, pero las distintas estructuras que conforman el cartel del Norte del Valle, que siempre funcionó como una especie de federación pues no tenía un solo jefe visible sino varios caciques que se ponían de acuerdo, están bajo proceso judicial".

A la guerra contra el Norte del Valle se suma la lucha contra organizaciones internacionales. ¿Cómo es este otro tipo de enfrentamiento?
"El narcotráfico se adapta a la globalización. Los traficantes abandonaron las viejas estructuras de cartel que tenían un centro de operación basado en un control territorial, una estructura jerarquizada y unos niveles de coordinación con la mafia internacional, para convertirse ahora en empresas criminales que tienen asiento en distintos países del mundo y que privilegian las operaciones financieras. Ese cambio fue asumido por las autoridades en el mundo que armaron unos equipos transnacionales contra el crimen, que permiten coordinar operaciones para atacar todas las cadenas del narcotráfico, desde la producción hasta el lavado de activos".

¿Ha mejorado la inteligencia y la cooperación internacional para enfrentar el delito?
"El cambio fundamental es que se derribaron unas fronteras formales que impedían la coordinación permanente y fluida de los distintos aparatos de justicia y de los cuerpos de policía para atacar el delito. Colombia tiene una alta credibilidad institucional y el gobierno apoya la interlocución con el exterior".

¿Por qué tantas redadas internacionales apuntan más a la captura que a la incautación?
"La filosofía de las operaciones, que estaban marcadas por el éxito de la incautación de la droga, varió. En este momento los operativos exitosos se caracterizan por el número de personas que es posible encausar. Se persigue más la organización que la droga misma".

¿Qué papel cumplen en las labores de inteligencia los infiltrados y los informantes?
"Son fundamentales, las operaciones combinan distintos medios de prueba que se recogen a lo largo de la investigación: unas son testimoniales, las otras técnicas. Esa sumatoria es la que permite darle consistencia jurídica a los procesos".

En el caso del cartel de Norte del Valle ¿es más clara esta labor de los informantes?
"Ha sido importante pero hay que decir también que los narcotraficantes producen desinformación, situación que nos ha obligado a ser muy cuidadosos para no desviarnos de nuestro objetivo central".

¿Qué tan fuerte es la presión y la participación de la DEA en Colombia?
"Nuestras relaciones institucionales con la DEA son óptimas en materia de cooperación informativa. En general Estados Unidos da un soporte muy grande a Colombia en materia tecnológica en la lucha contra el narcotráfico".

¿Hay agentes cooperando en labores de inteligencia?
"No. Son agentes asesores, coordinadores de actividades a través de los convenios de asistencia judicial, pero no tienen un rol operativo de inteligencia. Sólo son canales y puentes para tramitar la información".

Ahora hablan más del decomiso de cargamentos que de la captura de correos humanos. ¿Varió la técnica de tráfico?
"En el caso de la cocaína hay una tendencia muy marcada en los últimos 10 años del tráfico a gran escala vía marítima o área, con una prevalencia de la vía marítima. En el caso de la heroína, la modalidad es distinta: usan correos humanos porque su valor es muy alto y los traficantes prefieren no arriesgar grandes cantidades".

¿Sigue la proporción de que la droga que cae es el 10 por ciento de la que sale del país?
"Creería que esa cifra cambió por varias razones: el año pasado en Colombia las tareas de fumigación permitieron asperjar 130.000 hectáreas de cultivos ilícitos frente a una información de 140.000 hectáreas sembradas. En el peor de los casos se diría que se logró erradicar el 35 por ciento de esos cultivos. Por esto, la capacidad de la oferta de base de coca disminuyó mientras que hubo un aumento muy significativo en las incautaciones de cocaína que el año pasado superaron las cien toneladas".

¿En cuánto varió la proporción?
"No me atrevería a dar una cifra concreta, pero estamos hablando de un número cercano al 25 por ciento".

Usted habla de las fumigaciones, pero se sabe que hay labores de resiembra.
"Hay una operación de resiembra de cultivos y eso es lo que explica que si había 140.000 y se fumigaron 130.000 no haya 10.000 hectáreas sino 80.000 ó 90.000. Pero en todo caso la disminución sí es evidente".

¿De qué le ha servido al país la experiencia que dejó el crecimiento y luego el desmantelamiento de carteles como el de Cali y Medellín?
"Básicamente en que el narcotráfico hoy no tiene capacidad de poner en peligro la estabilidad institucional colombiana como sí lo quiso hacer el cartel de Medellín en su momento".

¿Qué resultados hay para presentar en lo que va del año?
"Este año se han capturado 10 extraditables en Colombia, es un récord. El año pasado la Policía capturó 89 y fue la cifra más alta en la historia. Esperamos en función de las solicitudes de extradición cumplir con más eficacia. En cuanto a incautación, este año la Policía ha decomisado más de tres toneladas de coca, 3.300 kilos, y ha asperjado 16.000 hectáreas".

¿Quién maneja hoy los grandes carteles?
"Hay un cambio fundamental en la estructura del narcotráfico. Existen organizaciones de la cuarta generación que no son carteles sino estructuras con enfoque empresarial del negocio. Está la actividad que cumplen las Farc en las zonas de cultivos y procesamiento de base y hay un tercer actor que corresponde a las autodefensas que muestran la tendencia de manejar el negocio del procesamiento de la base en clorhidrato de cocaína, es decir laboratorios de cristalización".