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20 mars 2004
EL TIEMPO
Así es la nueva 'ciudad de la cocaína' de las Farc, en Nariño y cerca de la frontera con Ecuador

 
 


EL TIEMPO recorrió la zona donde el Ejército ha destruido 114 laboratorios, solamente este año, y que la guerrilla comparte con las autodefensas.

Desde principios de enero el Ejército penetra el corazón de los llamados cristalizaderos de la droga, un rústico 'complejo' cocalero que alberga más de 140 laboratorios para procesar el alcaloide en las entrañas de la selva.

Esta 'ciudad de la coca' está ubicada en las estribaciones del río Nulpe, zona totalmente selvática, donde las Farc deben autorizar el tránsito desde el río Güiza, área enclavada en el suroccidente de Nariño, según les informaron a los periodistas unos hombres de la región.

"Encontramos los laboratorios organizados, si así se puede decir, en grupos de a tres por 'finca'. Cada grupo estaba como a cuatro kilómetros del otro, y así sucesivamente", explica el oficial de inteligencia del ejército que está al frente de las operaciones.

EL TIEMPO encontró allí a campesinos intentando 'salvar' las hectáreas de coca del glifosato que llueve de los aviones del Plan Colombia.

A orillas de los caños que quedan entre esos dos ríos se encuentra la mayor cantidad de cultivos. Sus pobladores, algunos nativos de la región y otros antiguos desplazados del Putumayo y Caquetá, sostienen a sus familias con la cosecha de dos o tres hectáreas de coca.

"No es mucho lo que pagan, pero la verdad nos alcanza para vivir. No tenemos posibilidad de comercializar otra cosa porque nadie la compra. Aquí lo único que vende es la coca", dice a media lengua Elisa*, una mujer entre india y mestiza.

Mientras mira los cultivos, su pequeño hijo de cinco años, que anda mocoso y descalzo por entre las matas, se agarra de su falda. En el trayecto, un anciano intenta salvar la coca de la fumigación.

Oculta su rostro de la cámara fotográfica y repite sin preguntarle, que a él le pagan por rociar las hojas, pero que no es el propietario de ese cultivo.

En un tanque que carga en la espalda lleva cinco galones de agua revueltos con azúcar. "Las hojas quedan melcochudas y cuando les cae el químico se pega, luego las lavan y así no se mueren", explica la mujer.

Esa es la táctica que emplean para no perder la cosecha. Otros lo hacen con aguapanela, o intentan esconder las matas entre las plantaciones de plátano.

Farc y 'paras'

Nadie de ellos se atreve a decir a quién le venden la hoja de coca, pero para los organismos de seguridad del Estado y para todo tipo de autoridades locales, es un hecho que el dominio de la zona se lo 'reparten' entre el frente 29 y las columnas 'Daniel Aldana' y 'Mariscal de Sucre' de las Farc y el bloque 'Libertadores del Sur' de las autodefensas.

Cada grupo armado controla un tramo de los ríos Nulpe y Güiza, que desembocan en el Mira. Este a su vez llega hasta el cabo Manglares, donde deposita sus aguas en el océano Pacífico. Allí también terminan las lanchas y las chalupas cargadas con la droga, según el propio relato de habitantes de la región.

Un guerrillero de la columna 'Daniel Aldana' que se entregó a la Armada en Tumaco explicaba que una vez la coca sale de los laboratorios, se vende a otros que se encargan de sacarla del país. "La mercancía la compran los civiles en 'los Chongos' ya cristalizada, la sacan en lanchas y por tierra, nunca vi avionetas", decía el desertor a los militares.

"Semanalmente muchas veces compran 80 ó 100 kilos. Cada kilo lo pagan a dos millones y medio", anotó haciendo referencia a una de las áreas de laboratorios.

La zona ha sido una de las más inhóspitas. De hecho, en unos primeros intentos de agosto del año pasado, la Brigada contra el Narcotráfico perdió incluso a un oficial en las refriegas con guerrilleros que no permitían que las tropas se acercaran.

Esta nueva fase de operaciones comenzó a finales del año pasado. "La localización de los cultivos se hizo primero por satélite, luego se verificó el área con inteligencia técnica con ayuda de la Armada y la Fuerza Aérea y el 21 de diciembre empezó la planeación de la operación", dice el oficial ya mencionado.

En la zona se contabilizaron 35.000 hectáreas sembradas con hoja de coca a finales del año pasado, lo cual querría decir que han crecido los cultivos en esta zona del país, ya que en el 2002 habían 15.000 hectáreas.

La operación

La última semana de diciembre llegaron a la base de Infantería de Marina en Tumaco los 450 hombres de la Brigada Contra el Narcotráfico (Brcna) responsables de dar el golpe.

El general Carlos Suárez Bustamante instaló el puesto de mando y se coordinó el primer desembarco. Los militares bordearon el norte de Nariño pasando por los municipios de Roberto Payán, Panga y Barbacoas.

Por el río Patía y Telembí se encontraron varios cristalizaderos y nutridos cultivos. Sin embargo, con el paso de los días, la tropa fue penetrando la selva de Nariño hasta el río Nulpe. Después de diez días de romper manigua y sin poder recibir abastecimientos porque el clima y la geografía no permitían apoyo aéreo, los soldados se encontraron con un verdadero complejo de enormes cristalizaderos y laboratorios camuflados entre los árboles.

Construcciones en madera y guadua albergaban cocinas con hornos, trituradoras, enormes plantas eléctricas, secadoras y mezcladoras que tenían capacidad para procesar cerca de 15 toneladas de hoja de coca semanalmente, según el cálculo del Ejército.

Esta hoja procesada se convierte en cuatro toneladas de base de coca cada semana y de seis a siete toneladas de pasta de coca, con un precio en el mercado internacional de 25 mil dólares el kilo.

La llegada de los militares a los cristalizaderos, permitió empezar la fumigación en la zona. "En tres meses de operaciones se han fumigado 27 mil hectáreas y la meta son las 35 mil", señaló uno de los oficiales que participa en la operación 'Dinastía'.

El comercio de Llorente

Después de abandonar la zona rural y retomar la carretera que comunica a Tumaco con Pasto, se encuentra el corregimiento de Llorente, un poblado distante hora y media del puerto, con 2.000 habitantes, que los fines de semana se crece hasta los 8.000.

"Los sábados y domingos la calle de Llorente es un hervidero humano", dice el capitán Édgar Cardozo Quintero, comandante de la estación de Policía, inaugurada apenas hace mes y medio. Es la única autoridad allí después de mucho tiempo sin corregidor, inspector o algún otro funcionario.

Los sábados y domingos los raspachines aprovechan para divertirse, y esa calle principal, que es la misma carretera que llega a Pasto, hace las veces de hall de almacenes, peluquerías, restaurantes, puestos de teléfono, bares y boutiques, donde se pueden conseguir jeans de 200 y 300 mil pesos y whisky a 200 mil la botella.

"Para entre semana tenemos una carta de precios y para los fines de semana otra", dice Freddy, el propietario de una frutería. Así las cosas, los jugos en agua cuestan 4.000 pesos un martes y 9.000 los sábados.

Lo mismo ocurre con las tarifas de las cerca de 500 prostitutas que han llegado a contabilizar los policías (el centro de salud tiene registradas 117). Los domingos cobran hasta por 700 mil pesos la hora, según el relato de algunos clientes.

Los teléfonos

Y ni hablar de las 'cabinas telefónicas'. Son unos 30 pequeños puestos de madera con letreros que ofrecen llamadas a celular a 300 pesos el minuto. Lo paradójico es que en Llorente no hay señal de celular y por medio de antenas piratas y modernos aparatos logran hacer la llamada.

Comerciantes y pobladores cuentan con cautela que tal 'prosperidad' se debe al negocio de los cultivos. "Si no existieran, no tendríamos con qué comer y mantener a nuestras familias", señalan.

Sobre los dueños prefieren no decir mucho. Algunos se atreven a comentar que la gran mayoría de hectáreas están arrendadas por la guerrilla, los 'paras' les cobran impuesto de movilización por los ríos y los "señores de Cali", les tienen subarrendadas varias hectáreas a las Farc.

Esos 'señores de Cali' llegan algunas veces hasta Llorente, para cerrar negocios. Sin embargo, el sitio de encuentro se ha trasladado hasta puntos como La Playa, sobre el río Mira, o La Honda, distante tres horas a caballo de Ecuador.

"Allá es bueno para raspar", dice uno de los hombres que va rumbo a La Guayacana, un caserío cercano a Llorente, que tiende a convertirse en otra ciudadela de comercio.

Todos admiten que por estos días el negocio se ha puesto malo por las fumigaciones. Pero el dilema es ¿por cuánto tiempo será efectiva la fumigación?.

Para la Brigada Contra el Narcotráfico la tarea que se ha hecho es titánica. "Poder cubrir una zona tan extensa, selvática y lograr neutralizar tantas hectáreas, nos ha costado mucho, pero los resultados hablan por sí solos (ver gráfico)", señala el oficial encargado de la operación.

Paralelo a este trabajo, la administración distrital de Tumaco, epicentro de la operación, espera que las fumigaciones vengan de la mano de inversión social. "Mientras no podamos sembrar plátano y comercializarlo, no podemos dejar los cultivos de coca", concluye un campesino.

¿Aumentan los cultivos?

Según las estadísticas de los últimos años, las hectáreas sembradas de coca en Nariño han aumentado considerablemente.

En 1999 había sembradas 4.000 hectáreas de coca en todo el departamento; El registro del 2000 mostró un aumento a 7.494 hectáreas; En el 2001, la cifra subió a 9.300 hectáreas cultivadas.

En el balance del 2002 se habló de 15.000 hectáreas y a finales del 2003, cuando se hizo el estudio para lanzar la operación 'Dinastía', fueron detectadas 35.000, de las que ya se han fumigado 27.000. Quedarían faltando 8.000 hectáreas por erradicar.

El hallazgo de la 'nueva ciudad de la cocaína', esta de los grupos alzados en armas, ocurre 20 años después de que la Policía golpeara el más grande centro de producción de coca del otrora poderoso cartel de Medellín.

Aquella vez, en marzo de 1984, en la famosa toma de 'Tranquilandia' en las sabanas del Yarí (Caquetá), destruyeron un complejo de 14 laboratorios, quemaron 13,8 toneladas de cocaína y decomisaron siete aeronaves.

JINETH BEDOYA LIMA
Enviada especial de EL TIEMPO
ZONA DEL NULPE (NARIÑO)