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26 mars 2004
EL ESPECTADOR
Denuncian plan contra entrega de narcotraficantes a EU

 
 


Bogotá / EFE

El Gobierno, congresistas y varios abogados denunciaron presiones de grupos de narcotraficantes y rebeldes para deslegitimar la extradición de nacionales a Estados Unidos, que ha probado ser una herramienta eficaz contra el narcotráfico.

La entrega de acusados solicitados por tribunales de EU se convirtió en uno de los escollos de las negociaciones de paz que desde diciembre de 2002 celebran delegados del gobierno con el grupo paramilitar Auc.

El Congreso tramita una polémica ley de penas alternativas para quienes entreguen las armas -principalmente los paramilitares- y algunos congresistas propusieron incluir en ella lo referente a la extradición.

El jefe político de las Auc, Carlos Castaño, y el responsable militar, Salvatore Mancuso, son reclamados por EU, que tiene a esa organización en su lista de grupos considerados terroristas y que acusa a los paramilitares de financiarse con el narcotráfico. Castaño y Mancuso han pedido excluir la posibilidad de ser extraditados.

En medio de la controversia, un grupo de congresistas anunció que uno de ellos se trasladaría viernes, a la prisión de Cómbita, Boyacá, para verificar denuncias de más de cien "extraditables" presos sobre supuesta falta de garantías procesales por parte de la Corte Suprema de Justicia.

Sin embargo, el congresista Jaime Durán, miembro de la Comisión de Acusación de la Cámara de Representantes, declaró a la prensa que considera que no hay "garantías" para ir a dicha cárcel de alta seguridad.

"Aquí las altas autoridades del Poder Ejecutivo y del Poder Judicial manifestaron cosas que no tienen que ver con lo que yo voy a desarrollar", expresó Durán y acusó a sus críticos de "pecar de ignorantes".

Otro integrante de la Comisión de Acusación, Guillermo Rivera, afirmó que las críticas son "equivocadas y extremas".

La extradición de nacionales, que demostró ser en la década de los 80 la herramienta más temida por los narcotraficantes, quedó abolida en la Constitución colombiana en 1991 por presiones de la mafia, pero se reactivó en 1997 y en los últimos dos años se han aprobado 124 entregas a EU.

El ministro de Interior y Justicia, Sabas Pretelt, reiteró en un debate parlamentario que terminó a medianoche, que la extradición es "inamovible. Queda muy claro. Se trata de un sistema de cooperación internacional".

Pretelt explicó que para extraditar nacionales "hay una serie de requisitos" y el gobierno decide los casos "una vez son confirmados por la Corte Suprema de Justicia".

Entretanto, el abogado Rafael Nieto Loaiza, hasta hace pocos días viceministro de Justicia, afirmó que las críticas contra la extradición son parte de un "ataque sistemático" del que acusó a "una coalición de narcotraficantes, paramilitares, y guerrilleros".

"Es inconveniente que congresistas se reúnan con narcotraficantes o con sus abogados", advirtió Nieto Loaiza y dijo que "la extradición es una herramienta fundamental que se debe preservar a toda costa".

Denunció que hay personas "asustadas" de que los hermanos Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela, jefes del disuelto cartel de Cali que están detenidos y a la espera de su posible entrega a EU, "en caso de ser extraditados puedan abrir su boca y contar sus alianzas".

El abogado José Strusberg, defensor de algunos extraditables, dijo que los detenidos reclaman "el debido proceso y el derecho a la defensa", y denunció que "los tratan como a unos leprosos, los aislan de la sociedad".

Para combatir las extradiciones, los traficantes crearon hace casi veinte años el grupo "Los Extraditables", que cometió decenas de secuestros, atentados y asesinatos en la época conocida como "narcoterrorismo", con el lema de que "preferimos una tumba en Colombia a un calabozo en EU".

La semana pasada se divulgó un comunicado del grupo "Colombianos Perseguidos por los Gringos" (Copergrin), que rechazó la extradición y denunció violaciones a los derechos de los procesados, lo que hizo recordar aquella época sangrienta promovida por Pablo Escobar, jefe del cartel de Medellín, abatido por la Policía en 1993.

El presidente de la Corte Suprema, Silvio Fernando Trejos, calificó como "preocupante" las denuncias y no descartó que sea una forma de "interferir" los trámites de extradición.

Trejos manifestó que ese tribunal "se ciñe a los trámites de extradición y particularmente, en todos los puntos, a los tratados bilaterales de la materia".