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22 novembre 2003
EL TIEMPO
Crecen los cultivos de coca en el Catatumbo

 
 


Pasaron de 12 mil hectáreas a 49 mil en el último año, contradiciéndose así los resultados de las políticas de erradicación.

Esto se demuestra en los planos satelitales realizados por los Estados Unidos y que en exclusiva conoció EL TIEMPO: Las imágenes delimitan un área de 49 mil hectáreas sembradas con coca en inhóspitos parajes de la selva del Catatumbo, incluidas las del resguardo Motilón-Barí y terrenos vírgenes de la provincia de Ocaña.

Los planos, entregados a la unidad de Inteligencia del Ejército, muestran 44 mil hectáreas ilícitas en el Catatumbo y la aparición de casi 5 mil hectáreas en las zonas rurales de Hacarí, Ábrego, San Calixto y La Playa -en la provincia de Ocaña- y 500 más dentro del resguardo indígena Motilón-Barí.

Sin embargo, el gobernador, Juan Alcides Santaella, asegura que esas cifras no son ciertas, basado en la información suministrada por la Policía, y "porque el Estado a través del Plan Colombia y de las fumigaciones con glifosato está haciendo presencia en la zona".

El coronel Marco Antonio Pedreros, comandante de la Policía en Norte de Santander, manifestó que en el Catatumbo, según su institución, hay detectadas 12 mil hectáreas de hoja de coca. "Estamos trabajando en Tibú, El Tarra, San Calixto y Hacarí. La Policía Antinarcóticos, técnicamente junto con la empresa Dincorp, midió los cultivos a comienzos de este año y arrojó unas 12.000 hectáreas cultivadas".

De acuerdo con las estadísticas del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos en Colombia (Simci), adscrito a la Naciones Unidas, hasta el 31 de diciembre del 2002 en el Catatumbo había 8.041 hectáreas de coca.

Pero un oficial de la Segunda División del Ejército refutó estas estadísticas.

"El rastreo satelital no puede mentir, porque en el mapa aparecen todos los terrenos ilícitos. Lo que pasa es el costo político de asumir esa realidad (la del crecimiento) es muy alto para cualquier funcionario", dijo.

Respaldo a cifras

Wilfredo Cañizares, presidente de la ONG Fundación Progresar, que desarrolla programas humanitarios en el Catatumbo, aseguró que la información satelital es la más cercana a la realidad porque, según él, junto al abandono del Estado crece el narcotráfico en la selva que tiene 375 kilómetros de frontera abierta con Venezuela.

"Aquí todo el mundo sabe lo que está pasando, pero, al parecer, a las autoridades no les interesa que se conozca la verdadera crisis social que hay. Más de 5 mil raspachines son sometidos por las autodefensas y la guerrilla a verdaderos campos de concentración", precisó Cañizares.

Jairo Sababana, representante indígena ante la Gobernación, reconoció que hasta las zonas más distantes del resguardo Motilón-Barí han llegado los narcotraficantes y grupos al margen de la ley.

La defensora del Pueblo, Carmen Ligia Galvis, dijo que en un documento enviado a Bogotá se insiste en la crisis social del Catatumbo que diariamente expulsa entre 8 y 10 familias.

La directora de la Red de Solidaridad en Norte de Santander, Claudia Patricia Rodríguez, aseguró que los desplazados que llegan a diario a su despacho también han informado sobre el crecimiento de las plantaciones. Agregó que oficialmente este año han salido 10 mil desplazados del Catatumbo que han terminado en Cúcuta y Ocaña.

La personera de Ocaña, Martha Patricia Álvarez, explicó que la crítica situación se evidencia en cuatro sectores periféricos de la ciudad, donde el desempleo supera el 33 por ciento, según cifras de la Cámara de Comercio. Dirigentes del municipio aseguraron que allí viven más de 2 mil raspachines que entre 3 y 4 veces al año se internan en la provincia y en el Catatumbo en busca de "trabajo".

Territorio delimitado

Desde el ingreso de las autodefensas de Carlos Castaño, en mayo de 1998, los 75 kilómetros del río Catatumbo se convirtieron en el límite de los grupos armados.

Mientras en el occidente del afluente se encuentran las fincas custodiadas por rebeldes de las Farc y el Eln, al margen oriental aparecen las hectáreas cuidadas por los paramilitares.

De acuerdo con información suministrada por campesinos de la región, los grupos armados, para evadir los cercos de las autoridades, están sacando la pasta de coca a través de la zona rural de El Tara, específicamente en los puntos conocidos como El Aserrío, San Juancito, El Suspiro y Caño Tomás.

"Todos son corredores de movilidad terrestre donde la guerrilla tiene puntos fijos con hombres fuertemente armados", precisó una fuente militar.

En el Catatumbo, el Bloque Norte de las autodefensas y los frentes 33 de las Farc y Carlos Armando Cauca del Eln controlan el negocio, que les representa ganancias superiores a los 15 mil millones de pesos mensuales, con la producción de cinco toneladas de coca al mes, de acuerdo con informaciones castrenses.

Hace dos meses una avioneta tripulada por un piloto costarricense se estrelló en el Catatumbo cuando fumigaba con glifosato en el sector de El Martillo, en la frontera con Venezuela. Aunque las autoridades insistieron en que se trató de un accidente, el Eln, a través de su sitio en Internet, aseguró que había derribado el aeroplano.

El ocaso de La Gabarra

La guerra entre los grupos armados, las permanentes operaciones militares y el bloqueo al paso de insumos acabaron en el corregimiento La Gabarra con la bonanza que dejaba la comercialización de la coca.

Según Martha Galvis, corregidora del sector, de las 240 prostitutas que trabajaban en los ocho bares del caserío solo quedan 40.

"Estamos viviendo la decadencia de la falsa economía cocalera. De los 20 mil habitantes sólo quedan 5 mil, pero una gaseosa quedó costando 1.500 pesos y un kilo de carne 9 mil, precios que se manejaban cuando aquí sobraba la plata", agregó Galvis.

El general Jairo Duván Pineda, comandante de la V Brigada, afirmó que la coca ahora se negocia en una lejana vereda del Catatumbo conocida como La Cooperativa, situada en la línea fronteriza frente al estado Zulia en Venezuela.

El cambio, según el Ejército, forzó al frente 33 de la Farc a desdoblarse en tres compañías y una columna móvil para poder enfrentarse a las autodefensas. La zona rural de El Tarra, en los sitios El Aserrío, San Juancito, El Suspiro y Caño Tomás, es la más utilizada para sacar del país la coca.

"Es impresionante la cantidad de plata que se sigue manejando. Mientras en Cúcuta, por cuenta de la coca, se ven casas hasta de mil millones de pesos en barrios populares, en Ocaña el narcotráfico disparó la construcción", dijo Wilfredo Cañizares, de la ONG Progresar.

A través de la Operación Catatumbo, que se llevó a cabo en la región por el Ejército entre el 17 de agosto al 4 de noviembre, se fumigaron más de 7 mil hectáreas; se destruyeron 72 laboratorios, 21 cocinas, 18 campamentos, 15 campos minados, 2 pistas de entrenamientos, 2 discotecas; se efectuaron 16 allanamientos; murieron 25 guerrilleros y 8 militares; se incautaron 34.433 kilos de coca, 561 explosivos, insumos, armas, municiones y material de comunicaciones.

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