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22 novembre 2003
EL TIEMPO
Por pérdida de coca en el Atlántico, Procuraduría abre investigación contra el general Teodoro Campo

 
 


Se evalúa si el ex director de la Policía actuó adecuadamente o si pudo existir omisión o retardo en dar curso a las investigaciones.

Por el caso de la devolución de cargamentos de cocaína en el Atlántico, en donde de acuerdo con indagaciones internas de la Policía Nacional están involucrados integrantes del Gaula, la Sijín y la Policía de Carreteras, la Fiscalía mantiene detenidos a poco más de diez policías.

Las investigaciones -sostiene la providencia del Ministerio Público- indican que "los oficiales Campo, y el coronel Luis Gabriel Estupiñán -entonces comandante de la Policía Atlántico-, pese a tener conocimiento de los hechos con anticipación, habrían omitido adelantar a tiempo las diligencias necesarias para denunciar e investigar internamente las irregularidades presentadas por unidades del Gaula y la Sijín".

Agrega que unidades de esos organismos, al parecer, "decomisaron tres toneladas de cocaína y negociaron directamente con sus transportadores su devolución".

La investigación de la Procuraduría también cobija al general retirado del Ejército Gabriel Díaz y a los oficiales de la Policía coronel Juan Jesús Rodríguez Pinzón, al comandante Jesús Alberto Lizarazo Vásquez, al teniente Carlos Humberto Almanza Peñuela y 21 uniformados más.

Sobre el caso del general Díaz la providencia sostiene: "habría omitido informar oportunamente al Presidente de la República y a la Ministra de Defensa los posibles delitos ocurridos en Barranquilla en agosto de 2002, pese a haber obtenido información desde ese mismo año por parte de dos informantes de la DEA".

Una de las bases de la indagación contra los uniformados está prevista en el artículo 48, numeral cuarto del Código Único Disciplinario, que califica como falta gravísima:

"Omitir, retardar y obstaculizar la tramitación de la actuación disciplinaria originada en faltas gravísimas cometidas por los servidores públicos u omitir o retardar la denuncia de faltas gravísimas o delitos dolosos, preterintencionales o culposos investigables de oficio de que tenga conocimiento en razón del cargo o función".

La Procuraduría pretende establecer en detalle las decisiones adoptadas por Campo desde el momento en que la Policía conoció sobre presuntas actuaciones dolosas de sus miembros, y la iniciación de investigaciones formales, en julio de este año.

De igual forma, estableció EL TIEMPO, el Ministerio Público desea conocer las razones por las cuales el general retirado mantuvo en su cargo al coronel Estupiñán, en la comandancia del Atlántico.

De igual forma la investigación tratará de determinar si los integrantes de la Policía Atlántico, además de devolver la droga, también estarían involucrados en la desaparición y muerte de informantes de la DEA que trabajaban en el caso.

Los hechos

Los informes de contrainteligencia de la propia la Policía revelan que 18 días después de que se le devolvió a la mafia el cargamento de coca incautado en Barranquilla la institución tuvo por primera vez indicios de lo ocurrido.

En un informe del 10 de septiembre del 2002, de tres páginas y con el rótulo de secreto, Asuntos Internos narra la participación en el ilícito de los policías que hoy son investigados por la Fiscalía y la Procuraduría.

"(...) adelantadas las respectivas labores de inteligencia se ha podido establecer que para el día 23-08-02, siendo las 20 horas, un personal adscrito al Gaula incautó 3.000 kilos de cocaína... por 1.800 millones de pesos se devolvió la droga...". El documento de la Sipol-DEATA se le entregó al coronel coronel Estupiñán.

Tres meses más tarde, el 9 de diciembre del 2002, Contrainteligencia produjo un segundo informe secreto de dos páginas. Este confirmó la información consignada en el primero y agregó nuevas evidencias sobre la cadena de ilícitos que venían cometiendo miembros de la Policía Atlántico.

Incluso el documento revela que en ese momento la Policía ya contaba, al menos, con el testimonio de uno de los uniformados que había participado del delito.

El primero de mayo del 2003, Inteligencia elaboró otro documento que narra los pormenores sobre cómo, en la tarde del 22 de febrero, la Policía de Carreteras incautó 1.270 kilos de droga, en zona rural de Tubará (Atlántico), y los devolvió a los narcos por 1.300 millones de pesos.

En criterio de la Procuraduría debe establecerse por qué transcurrieron antes varios meses antes de que se produjera el retiro de personal de la institución y de que se oficializaran las indagaciones.

Solo el pasado 7 de julio, después de estallar el escándalo, la Policía puso en conocimiento de la Fiscalía los ilícitos que conocía desde hacía casi un año.