Con los ingredientes de una carambola a tres bandas, aunque
sin la precisión de los grandes maestros del billar,
el reemplazo de la ministra de Medio Ambiente, Vivienda y
Desarrollo, Cecilia Rodríguez, de gris desempeño,
por la directora del Plan Colombia, Sandra Suárez;
la salida d e Germán Bula de la Agencia Colombiana
de Cooperación Internacional (Acci), y la fusión
de este organismo con el Plan Colombia y la Red de Solidaridad
Social en una Alta Consejería para la Acción
Social, bajo la dirección de Luis Alfonso Hoyos, son
tres medidas que despiertan no pocos interrogantes.
Es grande el desafío que tiene la ministra Suárez,
con apenas 15 meses de experiencia pública y especializada
en mercadeo, al frente de esa triple cartera. La cual, como
si vivienda y desarrollo no bastaran, incluye el vasto tema
del medio ambiente, clave y últimamente de capa caída,
que requiere urgente atención y serios conocimientos.
Para los ambientalistas, además, no parece la mejor
de las señales enviar a alguien del Plan Colombia (cuyas
fumigaciones han sido motivo de polémica) a ocuparse
de esta área. El país está en mora de
un timonazo en materia ambiental y no está claro si
la nueva Ministra tenga las capacidades y la experiencia.
Si a nivel nacional hay duda ante este nuevo nombramiento,
la fusión de la Acci con el Plan Colombia puede producir
serias inquietudes a nivel internacional. Es dudoso que en
Europa sea visto con buenos ojos reunir bajo un solo techo
la ayuda norteamericana, parte del plan de guerra contra el
narcotráfico y la guerrilla, con los fondos que las
mesas de aportantes y otros financiadores extranjeros, a través
de la Acci, ponían para paz, derechos humanos y desarrollo.
¿Habrá pensado el Gobierno en este efecto de
'carambola' de su decisión?
Dado que la nueva Consejería incluye también
a la Red de Solidaridad Social, encargada de la atención
a los desplazados y las víctimas de la violencia, Luis
Alfonso Hoyos, un funcionario competente y probo, tiene el
enorme desafío de impedir que la recién creada
entidad se convierta en un inmanejable elefante blanco. Este
es un riesgo con el que también deberá lidiar
la ministra Suárez en su nuevo cargo. Por tratar de
abarcarlas en un solo Ministerio, ojalá no terminemos
con las políticas de medio ambiente, vivienda y desarrollo
sumidas en la orfandad.
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