Este panel
tuvo como objetivo confrontar las estrategias y los programas
para controlar la producción y el tráfico de
drogas, con sus consecuencias sociales y culturales.
La primera exposición, realizada por
el Mayor de la Policía Nacional colombiana, Juan Carlos
Buitrago , informó sobre las políticas y programas
gubernamentales que tienen como objetivo la lucha contra las
drogas . Señaló los efectos del cultivo de coca,
del procesamiento de la pasta de coca y de la deforestación
sobre el ambiente. También enfatizó en la conexión
entre la producción y el tráfico de drogas con
el aumento de la capacidad militar y económica de los
grupos armados ilegales. La política gubernamental
busca principalmente la reducción de la producción
de coca y con ésta, la reducción de la oferta
de cocaína, a través del programa de fumigación
aérea, la lucha contra el terrorismo y los programas
de erradicación manual y desarrollo alternativo. El
logro más importante señalado por el expositor
es la reducción del área cultivada, medida por
el sistema de monitoreo de la UNODC. Se han fumigado en los
últimos 3 años, 352.694 hectáreas de
cultivos de coca . Finalmente, el programa de campesinos y/o
indígenas guardabosques, y de reinsertados tienen como
objetivo la erradicación manual, la prevención
de cultivos de coca y la protección de bosques.
El médico español Adolfo Maldonado
presentó los resultados de sus investigaciones sobre
los efectos de las fumigaciones sobre la salud de las poblaciones
que habitan en la frontera del Ecuador con Colombia. A partir
del año 2000 se intensifican las fumigaciones en los
departamentos fronterizos con Ecuador, y es en ese momento
que aumenta la preocupación por los efectos de estas
fumigaciones.
Con base en datos epidemiológicos y
en testimonios de la población ecuatoriana de esta
zona, él muestra cómo la incidencia de ciertas
patologías (fiebre, diarreas, cefaleas, tos seca, dermatitis,
etc.) es mayor inmediatamente después de las fumigaciones
y en las poblaciones cercanas a los sitios fumigados, que
en poblaciones ubicadas en lugares más alejados. Sin
embargo, las solicitudes de las organizaciones que realizaron
el estudio y del mismo gobierno ecuatoriano no han sido respondidas
satisfactoriamente por el gobierno colombiano.
El investigador y periodista Alonso Salazar
centró su intervención sobre los impactos culturales
de la lucha contra el narcotráfico sobre la sociedad
colombiana, basado especialmente en sus investigaciones en
la ciudad de Medellín. Esta intervención intentó
dar algunas pistas sobre cómo se posicionaron las llamadas
“clases emergentes” en los contextos sociopolíticos
local y nacional; cómo los jóvenes se vincularon
a la “cadena productiva” del narcotráfico
y cómo vehicularon el consumo globalizado hacia los
barrios más populares de la ciudad. Subrayó
el rol de esta mafia en la arena política colombiana
a finales de los 80 y mostró cómo una política
gubernamental agresiva los “eliminó”, dando
paso a una nueva etapa del narcotráfico en Colombia:
la diversificación y especialización de las
fases del negocio y la participación de diferentes
sectores de la sociedad en las mismas.
El profesor francés Alain Joxe , centró
su discusión enfatizando tres elementos clave que hacen
de Colombia un país de interés internacional
y un caso particular y muy diferente al de los otros países
andinos, y bajo los cuales es necesario ubicarlo en el paisaje
mundial: la producción de coca; la población
(mano de obra) desplazada –“sin raíces”;
y el petróleo. Señala que solamente un espacio
político permitirá una eventual salida a la
conflicto colombiano.
Durante el debate se subrayaron los siguientes
aspectos:
- La no proporcionalidad entre la reducción de los
cultivos y de la oferta de cocaína.
- La poca efectividad del programa de fumigación, en
cuanto a la sostenibilidad de las hectáreas sembradas
y erradicadas.
- La ingerencia de los Estados Unidos sobre las políticas
andinas de lucha contra la droga.
- La ausencia de estudios que demuestren la inocuidad de las
fumigaciones para la salud humana y el ambiente, o lo contrario.
- El cuestionamiento sobre la eficacia y sostenibilidad de
los programas de desarrollo alternativo – o de guardabosques
–.
- Los riesgos sociales y políticos de la conexión
directa entre lucha contra la droga y el terrorismo.
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