La mesa se
inicia con la presentación de Hugo Cabieses, economista
peruano, Director del DRIS, investigador y asesor de la Confederación
nacional de Productores Agropecuarios de las Cuencas Cocaleras
del Perú, quien en un primer momento denuncia la detención
y condena a 10 años de prisión de uno de los
líderes cocaleros, Nelson Palomino y las persecuciones
de las cuales han sido objeto otros líderes de las
marchas que recientemente han tenido lugar en el Perú.
La exposición de Cabieses se basa sobre
las que él considera las “11 lecciones del desarrollo
alternativo”, que parte de una concepción del
Desarrollo Alternativo que vaya más allá de
los elementos de tipo técnico, abordando elementos
políticos.
Se releva, una vez más, la necesidad
de diferenciar la Coca de la Cocaína y por esta vía,
cambiar la igualdad que se le da al cultivador cocalero con
el delincuente narcotraficante. Así mismo, destaca
las implicaciones culturales y sociales, que tiene el cultivo
de la coca para el campesino andino.
Por otro lado, plantea la necesidad de estudiar
seriamente las articulaciones entre los mercados legales e
ilegales de la hoja de coca, especialmente del caso peruano.
De hecho, las medidas de erradicación de cultivos de
coca traerá consecuencias que aún no es posible
determinar sobre las relaciones entre estos dos mercados.
Ricardo Vargas, sociólogo colombiano,
investigador y director de la revista “Acción
Andina”, se concentra sobre las políticas internacionales
para el control y la erradicación de la droga dentro
de una perspectiva de seguridad, comprometiendo seriamente
la sostenibilidad del desarrollo alternativo.
Es necesario entonces, según el investigador,
poner en perspectiva la conformación y articulación
de redes globales y locales en un marco en el que la llamada
lucha contra las drogas se equipara a una lucha contra el
terrorismo. El ejemplo que ilustra su exposición es
el “Plan Colombia” y su evolución reciente
hacia el “Plan Patriota”, en el que la recuperación
de la hegemonía del Estado esta basado en un programa
militar sin que se propenda por un desarrollo institucional.
Por otro lado, resalta la dependencia que actualmente
tienen los programas de Desarrollo alternativo, dado que éstos
están supeditados a los ‘progresos’ en
la erradicación de cultivos y no determinados por las
condiciones socioeconómicas de las comunidades en las
que se llevan a cabo. Esto lo lleva a afirmar que desde esta
posición de privilegio del discurso de la seguridad,
la dimensión social del problema se invisibiliza.
Finalmente el expositor hace un llamado para
que este tipo de espacios que sirven de encuentro entre diferentes
sectores académicos y políticos, se conviertan
en espacios de proposición.
A partir de su experiencia específica
en el caso boliviano, Pine Metaal, Politóloga consultora
adscrita al programa ‘Drogas y democracia’ del
Transnational Institute (TNI), hace un análisis del
desarrollo alternativo en el marco de las políticas
internacionales de lucha contra las drogas.
En un primer momento, retoma los convenios
a los que se llegó entre los cocaleros bolivianos y
el gobierno, en los que se insistió en la necesidad
de hacer una pausa en la erradicación y se solicitó
la desmilitarización del proceso.
Sin embargo, tanto el desarrollo alternativo
como la erradicación de los cultivos dependen de las
políticas que son definidas desde los niveles internacionales.
La asimetría en las relaciones entre los países
productores y consumidores está representada en la
imposición que se hace a los primeros para el control
de la oferta en la que prima la tolerancia cero hacia los
cultivos de uso ilícito.
Por otra parte, del lado de los países
consumidores hay un cambio de paradigma en la lucha contra
las drogas llevando al planteamiento de políticas de
despenalización del consumo y de la disminución
del daño. La emergencia de este nuevo paradigma ha
planteado una clara división al seno de las entidades
multilaterales que elaboran las políticas de lucha
contra las drogas.
Por último como comentarista de las
ponencias, la filósofa e historiadora del TNI, Amira
Armenta, retoma algunas de las principales ideas de cada una
de las exposiciones, lanzando el debate hacia la necesidad
de cuestionar el modelo de desarrollo sobre el cual se pretende
elaborar y ejecutar los programas alternativos al cultivo
de plantas para usos ilícitos.
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